Niccoló di Bernardo dei Machiavelli, mejor conocido en Español como Nicolás Maquiavelo, fue un Escritor y Filósofo florentino, del siglo XVI, el cual es reconocido como uno de los pensadores más influyentes de la historia.
Entre sus obras más importantes destaca El Príncipe, libro de Maquiavelo escribió y dedicó a Lorenzo de Médicis, y en la cual –usando como personaje a César Borgia- estipula los distintos modelos de estado, así como los distintos perfiles y atributos psicológicos que debe tener un gobernante, convirtiendo a este texto en uno de los más importantes en el ámbito político. No obstante, esa no es la única área donde ha destacado, pues El Príncipe también se ha convertido en libro de cabecera de Psicólogos, Filósofos, Empresarios y Abogados, sólo por nombrar algunas de las disciplinas que toman como guía sus postulados, los cuales se conocen generalmente como filosofía maquiavélica.
Postulados de Maquiavelo
De esta forma, algunas de las frases apuntadas por Nicolás Maquiavelo en sus obras, sobre todo aquellas promulgadas en su obra El Príncipe se han convertido en reglas de oro, para aquellos que deben ejercer profesiones donde la presencia, apariencia, psicología y estrategia son fundamentales. A continuación entonces, algunos de los postulados maquiavélicos más resaltantes:
“Lo que importa es allanar todas las dificultades para mantener su autoridad; y los medios, sean los que fueren, parecerán siempre honrosos y no faltará quien los alabe”.
Esta frase se ha resumido con el correr de los tiempos, sintetizándose en su forma “el fin justifica los medios”, no obstante en ocasiones se desdibuja su significado original. En ella, Maquiavelo aconseja a Lorenzo de Médicis sobre la importancia que tiene el monarca de conservar su autoridad, aun cuando esto implique en ocasiones medios que no lo complazcan del todo. Sin embargo, sean los que fueren, habrá siempre quien los alabe, pues siempre parecerán adecuados, pues su fin último es el ejercicio del poder.
“Este mundo se compone de vulgo, el cual se lleva de la apariencia, y sólo atiende al éxito: el corto número de los que tienen un ingenio perspicaz no declara lo que percibe”.
Por su parte, este postulado maquiavélico repara en la importancia que tiene para este mundo, la apariencia, sobre todo cuando esta refleja “éxito”, por lo cual un gobernante o persona que ejerza un cargo de poder (o aspire a éste) debe reflejar en sí el éxito que pretende o el que ostenta, a fin de tener a su favor el juicio del entorno, pues según este postulado, aquellos que no tuvieran un buen concepto, en base a su capacidad de perspicacia, igualmente no emitirían un juicio en contra. En pocas palabras, para llegar al éxito hay que aparentarlo primero.
“El príncipe que no sepa ser amigo o enemigo decidido, se granjeará con mucha dificultad la estimación de sus súbditos”.
Así mismo, Maquiavelo habla sobre la importancia que tiene, para aquellos relacionados con el ejercicio del poder, contar con posiciones definidas con respecto a sus amigos y enemigos, debido a que estas acciones firmes y congruentes, en opinión de este filósofo florentino, garantizan igualmente la estimación de sus súbditos.
“Todos ven lo que tú aparentas; pocos advierten lo que eres.”
En el mismo sentido, Maquiavelo continúa en el desarrollo de sus postulados insistiendo sobre la importancia que tiene para el hombre de poder la apariencia, pues es aquello que todo el mundo ve, en lo primero que reparan, y lo que en definitiva marca la concepción que el entorno tendrá sobre el gobernante, y por ende sobre su autoridad y éxito, traduciéndose en la estima a este sujeto.
“Los hombres ofenden antes al que aman que al que temen.”
Por otro lado, Maquiavelo aborda en este postulado el tema de la autoridad que se ejerce sobre los súbditos. En este sentido, Maquiavelo aconsejan que antes de procurar amor en los seguidores, es preferible infundir temor, pues esto último asegura que los seguidores piensen mejor dos veces antes de ofender, mientras que el amor se convierte en un obstáculo fácil de saltar, en cuanto al respeto.
“Vale más hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse.”
Igualmente, en este postulado, el célebre filósofo florentino habla sobre la importancia de hacer siempre, pues es mejor arrepentirse de lo que sucedió, a siempre pensar en qué pudo haber sucedido. En términos de mando, el hacer resulta siempre positivo, pues mide el nivel de respuesta ante lo sucedido en el ámbito donde manda. No actuar puede transmitir un mensaje de miedo o de irresponsabilidad. Así es más conveniente equivocarse tomando decisiones, que no haciendo nada.
“No se debe amenazar, sin tener los medios de cumplir la amenaza.”
En el mismo ámbito de la gerencia del poder, Maquiavelo también advierte que aquellos que ocupen puestos de mando, no deben cometer el error de amenazar, sin contar con los medios o el valor para cumplir las amenazas, pues hacerlo –para inferir un poco el sentido maquiavélico- hará que los súbditos o personal al mando con el tiempo no tomen en serio las amenazas, lo que conllevará a una pérdida de temor, que tarde o temprano conducirá a la falta de respeto.
Fuente de imagen: elpensante.com
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